El futuro de un sector

Sin liquidez no hay reactivación*

*Las opiniones expresadas en este artículo corresponden al entrevistado.

La cuarentena impuesta por el Covid-19 ha afectado a la mayoría de las empresas, sobre todo a las Mipymes, ¿qué se espera cuando la vida vuelva a la normalidad? ¿Cómo se deben revertir las proyecciones?

La pandemia por el Covid-19 y la cuarentena derivada de esta, han afectado a la mayoría de las empresas, sobre todo a las micro, pequeñas y medianas; algunas han parado operaciones en abril y otras desde ese mes registran caídas de entre 80 y 100% en ventas. El panorama no es alentador. Según la Canacintra, para finales de junio 50% de las empresas quedarán en la insolvencia y 85% habrán detenido sus actividades, lo que implica recortar personal y el cierre definitivo de operaciones. Partiendo de este escenario se escuchan diversas voces sobre lo que se espera cuando pase la contingencia y se controle la situación sanitaria.

Isaac Lucatero Castañeda, Director Regional en CDMX del Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera del Tecnológico de Monterrey, considera que estamos en una situación crítica que nos obliga a replantear nuestros escenarios, cambiar nuestras estrategias y planes de acciones, así como de reinventarnos a partir de un trabajo conjunto donde el propósito esté por encima de los beneficios personales o sectoriales. “Sin duda, las soluciones no deben venir solo por parte del Gobierno, la iniciativa privada debe también tomar acciones que ayuden a los sectores productivos; es la mejor forma de superar una crisis en cualquier país; es decir, tener una visión de país, más allá de los planes de Gobierno”.

Lo anterior es prioritario, señala Lucatero, porque se espera que la reactivación económica sea muy lenta y dolorosa, especialmente para las Mipymes. “El efecto dominó que provocará la inactividad económica propiciará la desaparición definitiva de empresas ya que la “no operación” provoca que se estanque la generación de ingresos, y por ende, no podrán seguir cubriendo gastos, como la nómina laboral, entre otros costos fijos que tienen las mismas”, considera.

Agrega que el alargamiento en los procesos de demanda y de compra, la disminución en el flujo de efectivo y una tasa de crecimiento de desempleo afectará en definitiva al ciudadano de pie y a las empresas, por lo que se generará una nueva normalidad donde las cosas no volverán a ser como antes.  La transformación digital de las empresas y los consumidores se acelerará y emergerá una nueva economía regulada ahora por un país colapsado por la crisis y la incapacidad de generar grandes acuerdos nacionales”.

Ante los escenarios de mortandad de empresas y desempleo, que varían dependiendo de la fuente, Lucatero señala que para revertir esas proyecciones el Gobierno tiene que revalorar la posición que tiene en proyectos prioritarios. “El país necesita inyección de capital público que permita que en la economía exista circulante. A su vez se requiere que el Gobierno apoye adquiriendo deuda para proteger a las Mipymes en conjunto con la iniciativa privada. También es importante la postergación del pago de impuestos o de aportaciones gubernamentales; si no se privilegia la economía conformada por este segmento de empresas, el país entraría en una etapa de insolvencia y el efecto de crisis sería multiplicado; por lo tanto, se deben desarrollar acuerdos que apoyen a los sectores económicos más vulnerables, por ejemplo, que se adquiera compromisos de pronto pago en cuentas por pagar”.

Liquidez para continuar

La liquidez es fundamental para la sobrevivencia, para contar con esta,  Isaac Lucatero recomienda generar una planeación financiera para la contingencia, con escenarios negativos en cuanto a perspectivas de ventas, y de acuerdo a este análisis, tomar la decisión crediticia más viable, y aprovechar las opciones que están ofreciendo las instituciones financieras sobre las deudas adquiridas previas a la contingencia y, finalmente, renegociar con proveedores y clientes, pero advierte:

“Contratar deuda o crédito puede parecer una solución viable en el corto plazo; sin embargo, ante la incertidumbre del escenario económico, y por ende, en los tiempos para recuperar la liquidez y la normalidad en el mercado, esta decisión puede convertirse en una amenaza para las finanzas, para la empresa, accionistas y/o avales solidarios (…) En particular, los emprendedores y sus empresas pueden encontrar un entorno adverso al riesgo para fondeo o inversión, especialmente, aquellas con modelos de negocio frágiles o con alta dependencia de algún tipo de insumo en particular.

Es definitivo: la crisis sanitaria generará una nueva normalidad; las cosas no volverán a ser como antes.  Estamos en una situación crítica que obliga a replantear los escenarios, cambiar las estrategias y planes de acciones, en suma a reinventar a partir de la colaboración.